¿Qué ha sido del jinete y su caballo? ¿qué del cuerno y su reclamo? Han pasado como lluvia en las montañas, como viento en la pradera. Los días se apagan de Este a Oeste, de Sur a Norte, tras las montañas, nos sumimos en la sombra... ¿Cómo hemos llegado a esto?
Dareth Arthenoor, General Sarcosano.


Hola a todos,
Este blog es en realidad un diario de campaña de la campaña de Midnight que vamos a comenzar. El módulo que vamos a jugar es “La Corona de la Sombra” y todos, jugadores y master, estamos muy ilusionados y esperamos finalizarla y, sobretodo, divertirnos mucho en el proceso.
Tengo la intención de utilizar este blog como recurso para mis jugadores, voy a colgar aquí información sobre ciudades, leyendas, PNJ’s y todo aquello que pueda ser de utilidad. Sin embargo, si eres un visitante, eres libre de utilizar el material que he creado para la campaña para adaptarla a tus partidas a tu conveniencia.
Empieza la aventura, bienvenidos todos a Midnight!

domingo, 23 de septiembre de 2007

Partida 2


Capítulo 2: Roca de Durgis (Craudan)


En las profundidades de la fortaleza enana, todo lo acontecido hasta el momento me parecía muy lejano. La salida precipitada de Aguarápida en la barca de Wendell, el encuentro con los elfos, el combate contra los trasgos... todo! Maldita sea, si aun no tengo claro ni como me he metido en esto! Siempre me pasa lo mismo...

Recuerdo mirar hacia el interior del túnel y que me embargó la sensación de que aquello no iba a acabar bien. Para qué negarlo, esa es una sensación que conozco bien pero, como siempre, hice callar esa vocecita que me dice lo que no debería hacer y me interné en la oscuridad junto con mis cuatro compañeros: Ulf y Dilara Stormeister, Dennyn y Zeph.

Wendell y Dunk se habían quedado vigilando la entrada mientras que Rhian y Bayal se dirigían hacia la entrada principal de la fortaleza para atraer la atención del ejercito que había tomado Roca de Durgis, para darnos la oportunidad de alcanzar el Salón de los héroes... más de cien orcos o las profundidades de una fortaleza enana tomada por los siervos de Izrador en un oscuro túnel que no parecía tener fin y buscando un camino que no sabían muy bien donde estaba... -déjalo estar y estate atento Craudan!- me obligué a reaccionar, -maldita sea si no estas atento no saldrás de esta!-

Los dos hermanos Dornitas y Zeph ya habían estado antes en esa fortaleza así que nos guiaron, de forma más o menos acertada, hasta lo que parecía el camino principal: un túnel ancho e iluminado, con decoración de mampostería enana con sus formas geométricas y su dura delicadeza de roca. Dunk nos había dicho que, para llegar al Salón de los Héroes, nos dirigiéramos hacia el túnel principal y no lo abandonáramos, pero una vez allí no teníamos nada claro que dirección tomar, estábamos en una intersección en forma de “t”, y el único camino que quedaba descartado era el que quedaba a nuestra espalda.

Me concentré y eché un vistazo a nuestro alrededor, al principio no me había fijado, pero pude ver un hilillo de agua que descendía por una de las paredes y su recorrido indicaba que el camino descendía hacia el oeste... así que, hacia el oeste, hacia las profundidades, hacia el enemigo, hacia una más que posible muerte, hacia... maldita sea! A veces cuesta mucho hacer callar esa voz.

Avanzamos, pero no muy lejos de la intersección nos encontramos con un derrumbe que bloqueaba el túnel principal impidiendo el paso, sin embargo, un agujero, se abría en la pared lateral. Tras echar una ojeada resulto evidente para todos que alguien había derribado la pared lateral del túnel, lo que no estaba claro era si lo habían causado los enanos intentando salir o los orcos intentando entrar.

Dennyn oteó dentro y nos informó que nuestra nueva vía de avance era una caverna natural. Esa gruta era realmente extraña, había unos extraños agujeros en el techo y una sala redonda al lado de la entrada que, en conjunto, hacían resonar el viento con un aullido terrorífico, que recuerdo me pareció el bramido de macabro instrumento musical de enormes proporciones; aún me estremezco cuando recuerdo aquel sonido. Por si fuera poco, la oscuridad llenaba de sombras amenazadoras cada rincón, y la gran cantidad de estalagmitas y estalactitas parecían las fauces de una bestia. -¿Seguro que deberíamos avanzar por aquí? – dijo Dilara, ese fue el resorte que hizo que el temor nos embargara a todos, -quizás debiéramos ver si por el otro lado... quiero decir, que está claro que este no es el túnel principal...- quien sabe, quizás la dornita tenga razón...- pensé. Mas tarde entendí que nuestro miedo nos hizo perder un tiempo valiosísimo explorando los túneles que salían del túnel principal, los cuales, la mayoría se dirigían en dirección opuesta a nuestro destino, y los demás estaban bloqueados con derrumbes que parecían muy recientes (recuerdo perfectamente como en uno incluso aun se percibía el olor a pólvora entre los cascotes). Así era como Izrador había derrotado a los pueblos de Eredane, mediante el miedo, y el miedo hace cometer errores, y los errores llevan a la muerte, cada vez lo veía más claro.

Finalmente, nos internamos en la gruta con Ulf en cabeza y conmigo cubriendo la retaguardia. Estaba claro que si nos encontrábamos algún enemigo, éste vendría por delante, y Ulf y Dennyn eran muy capaces de encargarse de él, mientras Zeph y Dilara lo debilitarían con sus proyectiles y su magia, yo prefería servir de apoyo... cuando sea necesario claro...

Avanzamos por la gruta con cuidado hasta llegar a una bifurcación. Tomamos el camino oeste. Habiendo avanzado solamente unos pocos metros, vimos no muy lejos, otra pared de la gruta que había sido derribada para comunicar la gruta con un túnel secundario, era obvio que alguien había entrado o salido de la fortaleza por esta ruta no hacia mucho.

Entonces Zeph nos hizo una señal cerrando el puño y nos detuvimos. Se adelantó y se interno hacia la oscuridad, y cuando mis ojos se acostumbraron pude ver que, junto a la pared derribada había un enano sentado, parecía inconsciente. Nos acercamos cautelosamente y Dilara lo examinó, -está muerto- dijo con voz triste. El fallecido enano tenia la piel excesivamente pálida y unas venas de color negruzco marcaban su piel allí donde estaba al descubierto; por su atuendo era un guerrero de Roca de Durgis, y aún aferraba fuertemente su hacha de mano. En aquel preciso instante el cadáver se desplomo hacia un lado dejando a la vista una enorme herida en la espalda que parecía provocada por una lanza.

Recuerdo como polvo cayó sobre mi hombro y como un extraño ruido pareció provenir de todas direcciones y entonces... -muévete Craudan!!! muévete!!!- Me repetía mientras me lanzaba al suelo a la vez que intentaba girarme para caer de espaldas. El golpe me dejó sin aliento pero pude ver como algo pasaba justo por encima de mí, justo donde había estado mi espalda hacía un instante, y se estrellaba en la pared haciendo saltar unos cascotes –por poco...-. Pero el peligro no había pasado aún, miré hacia el techo para saber quién o qué diablos había decidido que yo no debía vivir más años... Aunque estaba agarrado al techo y estaba oscuro lo distinguí perfectamente, era un escorpión del tamaño de un cocodrilo y del color del azabache, y aquella lanza que había estado a punto de ensartarlo era con su cola aguijonada, de la cual supuraba un líquido aceitoso... -muévete!, ponte de pié!, reacciona!, haz algo! Huye!!!- me dije mientras me levantaba y empuñaba mis dos dagas. En fin... siempre igual... ¿porqué nunca hago caso de esa vocecita que intenta salvarme el pellejo?, con una mueca de resignación me encaré a la bestia que se abalanzó sobre nosotros.

El combate fue corto pero intenso, Zeph que también había detectado al atacante disparó varias veces su arco acertando con inusitada puntería a la criatura en la mandíbula que profirió un terrible chillido (algo de sangre élfica debe correr por sus venas), Ulf, que parece tener un sexto sentido para el combate, también se había percatado de la presencia de la criatura, y se lanzó a la carga, aunque tuvo que abandonar su enorme hacha ya que su tamaño era más un inconveniente que una ventaja en un lugar tan estrecho y luchar con el Katar. De hecho, el túnel era tan estrecho que sólo permitía que dos combatientes se enfrentaran a la criatura simultáneamente, sin duda el escorpión luchaba en su terreno.

Oí como Dilara entonaba un sortilegio tras otro mientras yo me concentraba en esquivar las pinzas y el aguijón del monstruo, me empezaba a faltar el aliento y sus ataques eran cada vez más certeros, no aguantaría mucho más y los ataques de Ulf parecían rebotar en la armadura quitinosa del escorpión.

El arco de Zeph no dejaba de escupir certeras flechas, y luminosos proyectiles mágicos surgían de las manos de Dilara estrellándose en el lomo de nuestro agresor. Sin embargo el apoyo apareció de repente Dennyn salió de entre los compañeros y se puso delante mío empujándome a un lado para protegerme de la bestia. Ulf y Dennyn pasaron al ataque con renovada fiereza, otra flecha cruzo el aire y Dilara entono otro sortilegio, mientras las pinzas del escorpión atacaron a Ulf que las evadió sin problemas, sin embargo sirvieron para distraerle del potente coletazo que lo ensartó levantándolo del suelo y haciendo que aullara de dolor. El grito encogió mi corazón –huye!!! Huye o vas a morir!- era algo que se repetía en mi mente mientras saltaba ágilmente por encima del Halfling para aterrizar sobre la espalda del monstruo con sus mis dos dagas listas para atacar, -¡¡¡Maldita sea!!! Siempre hago lo mismo, y esta vez es grave, definitivamente esto no ha sido una buena idea-. Sin embargo mi temeridad surtió efecto, la criatura intento alcanzarme con las pinzas chillando alocadamente pero estaba fuera de su alcance así que lanzó a Ulf contra a pared para atacarme con la cola. Una, dos, tres veces esquivé ese aguijón mientras mis compañeros conseguían acabar con ese maldito bicho que se finalmente se desplomo. Le clavé las dos dagas en la cabeza aunque el escorpión ya estaba visiblemente muerto -Por si acaso- dije limpiando mis dagas en la capa.

Ulf estaba muy malherido, su hermana Dilara le vendó las heridas y el grupo siguió avanzando ahora con Dennyn en vanguardia sustituyendo a Ulf ya que el enorme dornita apenas podía andar. Zeph encontró un rastro, unas huellas que se adentraban en la gruta, y las seguimos a la inversa a través de la maraña de túneles hasta llegar otra vez al túnel principal y seguimos avanzando hasta llegar a nuestro objetivo.

La entrada al Salón de los Héroes estaba justo enfrente nuestro, a apenas 20 metros, al final del pasillo principal. Sus pesadas puertas entreabiertas parecían recibirnos, así que nos dirigimos raudos hacia allí mientras Ulf se detenía un instante apoyándose en la pared para recobrar el aliento.

Quizás fuese la emoción de haber alcanzado nuestro objetivo, o quizás nuestra inexperiencia, o quizás Izrador había decidido centrar su atención en mí esa noche, pero la cuestión es que no nos percatamos que en un túnel transversal una patrulla de orcos se dirigía hacia el salón del trono. Me quedé mirándolos un instante, mientras ellos también me miraban extrañados. El tiempo pareció detenerse un segundo que me pareció una eternidad. Eran al menos una docena, su aspecto era aterrador, mucho mas altos y anchos que cualquier hombre y armados con toscas y brutales espadas de filo romo, parecían salidos de sus mis peores pesadillas. Recordé la granja donde había vivido, mi familia, los gritos, las llamas...

El tiempo se precipitó y uno de los orcos bramó un aullido gutural. Reaccioné como si hubiesen activado un resorte en mi interior –¡¡¡huye!!!, esta vez sí hice caso a esa voz, doce orcos eran demasiados, y en el Salón de los Héroes tendríamos mejor oportunidad, o eso creía yo...

Corrí hacia la enorme puerta de doble hoja rebasando mis compañeros. Atravesé el umbral de la puerta pensando que allí, junto a los enanos que resistían estaría a salvo, pero no estaba preparado para lo que vi al entrar en la sala.

Lo que tenía delante era una escena dantesca: la sala del trono era una sala circular rodeada de columnas, una belleza la de arquitectura enana; toda la sala estaba cubierta de cadáveres de enanos y orcos En el centro de la sala, encontraba un imponente enano cubierto de sangre sosteniendo un Urutuk en cada mano. Tres jabalinas sobresalían de su pecho, atravesando su otrhora brillante armadura de Mithal. Entre su yelmo y su barba color ébano podía verse una mueca que reflejaba dolor y odio por partes iguales. Su capa color carmesí estaba rota. Pero el enano resistía, solo, encima de una montaña de cadáveres orcos. Una quincena de orcos se encontraban delante del poderoso enano intentando hacer acopio de valor para atacarle, uno de los orcos se acerco al enano que, con un rápido movimiento lo partió por la mitad.

Había tanta sangre en el suelo que al entrar chapoteé atrayendo la atención de algunos de los orcos –maldita sea mi mala suerte- por mi culpa nos habíamos metido entre dos enormes grupos de orcos y la puerta era demasiado pesada como para poder cerrarla rápidamente, lo único que pude hacer fue apartarme para dejar entrar a mis compañeros.

Dennyn entró como una exhalación a través de la puerta y sin pensarlo se lanzó directo hacia la tropa de orcos sin detenerse ni un instante, ni los orcos ni yo mismo dábamos crédito a lo que estábamos viendo. El pequeño halfling se estrelló contra la maraña de orcos y se abrió paso hasta el enano empujando y colándose entre las piernas de algunos orcos que estaban demasiado atónitos para reaccionar.

Dilara y Zeph parecieron reconocer al imponente enano y se dirigieron corriendo hacia él intentando rodear el muro de orcos que teníamos enfrente. Instintivamente los seguí. Ese enano debía de ser ese tal Wooden al que estábamos buscando.

En ese momento entró en la sala el otro grupo de orcos que se dirigió directo a la trifulca, seguidos por Ulf, al que todavía no habían visto pues se había quedado rezagado, que entro enarbolando su gran hacha listo para vender cara su vida.

El que parecía ser el líder de los orcos señalo con su garra hacia Dilara con su enorme mano mientras gruñía ordenes en lengua oscura, y un par de orcos se dirigieron hacia ella corriendo mientras los demás se centraban en el enano y Dennyn y Zeph que habían llegado a su lado.

Dilara estaba sólo frente a dos mastodónticos orcos que se dirigían hacia ella. Era una hechicera capaz, ya lo había comprobado sin embargo eran demasiado para ella. Luchaba muy bien junto a su hermano, formaban un tandem perfecto, pero Ulf estaba agotado y herido, y no llegaría a tiempo para ayudarla. Así que, igual que ya había hecho demasiadas veces últimamente, hice algo demasiado temerario. Me detuve detrás de una de las columnas esperando que los orcos estuvieran demasiado centrados en su objetivo para fijarse en mí y así poder atacarles por la espalda antes de que alcanzaran a la frágil humana... craso error. Cuando salí para atacar me encontré de bruces con un tercer orco que se había percatado de mi estrategia. Recuerdo sentir el crujir de mis propios huesos al romperse y de cómo un dolor atroz se apodero de todo mi cuerpo, mientras salía despedido por el aire atravesando la sala mientras apenas podía ver como el otro orco se abalanzaba sobre Dilara y la derribaba con un tremendo golpe. Mi entumecido cuerpo iba perdiendo la conciencia y mi vista se nublaba, el estruendo del combate sonaba sordo y apagado, finalmente, perdí el conocimiento.

Del resto de lo sucedido sólo sé lo que me contaron mis compañeros: Dennyn se movía como un torbellino de brazos y pies causando la conmoción entre los orcos, partiendo huesos y dislocando mandíbulas, y terminó enfrentándose directamente al líder de los orcos. Ulf se enfrentó a los orcos que habían derribado a su hermana, y en ese combate recibió otra herida que debería haber acabado con cualquier hombre, pero resistió, había sobrepasado el límite de su resistencia y sólo su instinto protector hacia su hermana hizo que se mantuviese en pié. Las hachas de Wooden refulgían mientras rebanaban miembros orcos por doquier, y Zeph, tras abatir a tres orcos con sus flechas utilizó su último disparo para ayudar a Ulf, antes de ser derribado.

Al cabo de poco estaba claro que no conseguirían resistir los golpes de Ulf resultaban torpes a causa de las terribles heridas que había sufrido y no conseguía acabar con el orco que tenia delante, los golpes de Dennyn ya no eran tan rápidos ni tan potentes, el Halfling estaba agotado después del esfuerzo sobrehumano que había hecho. Los orcos eran adversarios formidables, les superaban ampliamente en número, y sólo quedaban tres luchadores para hacerles frente. Sin embargo, cuando todo parecía perdido una de las paredes de la sala del trono exploto lanzando cascotes hacia el interior de la sala, a través del humo entraron corriendo seis enanos fenomenalmente armados que se lanzaron al rescate.
uando recobré la conciencia tenía las heridas cosidas y vendadas, todavía estaba en el Salón de los Héroes. Dilara y Zeph que también estaban sentados a su lado intentando recuperarse. Me dolía todo el cuerpo y me dolía horrores la cabeza, era como si martilleasen un escudo de metal dentro de mi cráneo.

Ulf estaba un poco mas lejos arrodillado al lado del Dorith enano agonizante, parecía que el enano le estaba diciendo algo, aunque no pude oírlo debido al estruendo de la puerta, ahora cerrada. Parecía haber un millar de orcos golpeando con un ariete al otro lado. Ahora los dos únicos enanos que habían sobrevivido al asalto estaban aguantándola junto con Dennyn.

Wooden le entrego un extraño estuche a Ulf y luego llamó a su lado a Zeph para entregarle sus preciadas armas. -El estuche debía ser entregado a Rhian sin falta, cuanto antes- dijo uno de los soldados enanos mientras nos hacía salir por la abertura que les había permitido entrar. –partid, rápido!-.

Ascendimos por el túnel tan rápido como nos fue posible y vimos como los enanos hacían que la entrada se colapsara sobre si misma para cubrir nuestra retirada, lo último que pude ver antes de la explosión fue como una marea de orcos entraba en tromba en la gran sala y los valerosos enanos cargaban hacia ellos.

Llegamos a la salida con el pesar atenazando sus corazones y sin embargo aun habríamos de soportar mas perdidas, Dunk sostenía en brazos a Rhian que parecía mortalmente herida y bayal no estaba por ninguna parte.

La voz de Rhian sonó distinta, más solemne, sabia y poderosa. Sus ojos se habían teñido de negro y su cuerpo irradiaba tal magia que hasta yo, que desconozco totalmente las artes arcanas, puede sentirlo. Entonces dijo con voz firme: -venid a Erethor, traed el estuche a Caradhul, lo que contiene puede ser una de nuestras últimas esperanzas de hacer frente a la Izrador. Tomad las posesiones más preciadas de Rhian, ella quiere que las tengáis, os ayudarán en vuestra difícil empresa-. La agonizante elfa entrego su capa élfica a Dilara, su colgante con una piedra a Dennyn y a mí me entregó su bolsa de té élfico, -que tal una armadura? O un amuleto protector?- pensé para mí pero entonces sentí que había recibido un regalo muy valioso.

Después de esto utilizo las fuerzas que le quedaban para reestablecer nuestras energías y sanar nuestras heridas. Una cálida sensación de bienestar recorrió todo mi cuerpo y por un momento me pareció estar soñando.

-En marcha, hay mucho que hacer- dijo esa voz en mi interior. Por primera vez estábamos de acuerdo en algo.

3 comentarios:

Laer dijo...

Buenas a todos,
Aquí está la segunda partida. Aún tengo que repasarla y corregir algunas cosas, pero bueno, almenos está colgada.
Espero que no tengamos que esperar tanto para la tercera.

Un saludo.
Laer.

Anónimo dijo...

Resumen de la sesion de hoy:

-> Ya se Kung Fu.

Anónimo dijo...

Saludos, te escribo del blog http://eredane.blogspot.com/

He visto tu mensaje no hace mucho y con respecto a tu pregunta, puedes utilizar sin ningún problema todo el material no oficial que hay publicado en el blog.

Un saludo