¿Qué ha sido del jinete y su caballo? ¿qué del cuerno y su reclamo? Han pasado como lluvia en las montañas, como viento en la pradera. Los días se apagan de Este a Oeste, de Sur a Norte, tras las montañas, nos sumimos en la sombra... ¿Cómo hemos llegado a esto?
Dareth Arthenoor, General Sarcosano.


Hola a todos,
Este blog es en realidad un diario de campaña de la campaña de Midnight que vamos a comenzar. El módulo que vamos a jugar es “La Corona de la Sombra” y todos, jugadores y master, estamos muy ilusionados y esperamos finalizarla y, sobretodo, divertirnos mucho en el proceso.
Tengo la intención de utilizar este blog como recurso para mis jugadores, voy a colgar aquí información sobre ciudades, leyendas, PNJ’s y todo aquello que pueda ser de utilidad. Sin embargo, si eres un visitante, eres libre de utilizar el material que he creado para la campaña para adaptarla a tus partidas a tu conveniencia.
Empieza la aventura, bienvenidos todos a Midnight!

sábado, 15 de septiembre de 2007

Partida 1


CAPITULO 1: El encuentro. (Dilara)

La sala, abarrotada de enanos y refugiados, mostraba todo el decadente esplendor de la antigua y orgullosa raza enana. Enormes mesas de piedra llenas de viandas, se rellenaban servidas por orondas enanas de tez rubicunda. El tronar de los barriles rodando por el suelo se fundía junto con las vozarronas enaniles que cantaban, reían y caían borrachos al suelo.

Ulf estaba totalmente en su ambiente; rodeado de camaradas se dedicaba a relatar sus heroicos actos en tal o cual batalla, mientras los enanos lo observaban, con mirada suspicaz, evaluando si un joven humano era capaz de tales azañas. Sin embargo, cuando en un duelo de fuerza, mi hermano levantó a dos de esos toneles con barba a la vez, las miradas de los enanos mostraron mucho mas respeto mientras estallaban en una carcajada.

Solo dos personas en el lugar no mostraban la alegría desfasada del banquete: Wooden Durgis, señor de la fortaleza Roca de Durgis, Dorith del clan Durgis y miembro reputado de los rebeldes, y yo misma.

Wooden era un enano fornido. Sus ropas de noble ocultaban los músculos de un guerrero, y su mirada severa denotaba la experiencia a la par que preocupación. A pesar de que su barba aún no había encanecido y mostraba un saludable color marrón oscuro, Wooden ya era uno de los Sabios de su raza.

Yo, por mi parte, hacía poco que había dejado a Baitu, y todavía no estaba acostumbrada a tanta aglomeración de gente.

Llegada cierta hora de la noche, Wooden se levanto, señal conocida de que las celebraciones habían terminado. Con más o menos dignidad todo el mundo se dirigió a la salida, excepto mi hermano Ulf, Zeph (un conocido rastreador), Dunk (un montaraz enano que mostraba una extraña predilección por el agua), y yo misma. Un sirviente nos condujo al estrado donde estaba el trono, ocupado ahora por un cariacontecido Wooden.Tras el ceremonial necesario, el señor enano nos explicó brevemente que se esperaba la visita de unos extranjeros que, en breve, debían reunirse con él.

Sin embargo, debido a la creciente actividad de la sombra por la zona, nosotros cuatro debíamos ir a buscarlos a la Cascada de Kurgun y guiarlos hasta Roca de Durgis.

A dos días de camino, esta cascada había sido antaño un puesto comercio entre gnomos, enanos y humanos dornitas, pero ahora se hallaba abandonada. Zeph y Dunk, conocedores de la zona, conducirían al grupo, mientras que los hermanos Stormeister iríamos para prestar apoyo.

Ir, recogerlos y volver con Wooden, sencillo plan para que el enano hubiera sido tan enigmático. Ni una palabra de quienes eran los viajantes.

Nos pusimos en camino en cuanto recogimos nuestros pertrechos, enfilando hacia el puente que nos llevaría a la ladera de la montaña vecina. El día era frió y un viento cortante hacia presa de nuestros rostros. Cuando llegamos al puente, observé horrorizada que se trataba de un a estrecha pasarela de piedra que casi veinte metros de largo y apenas el metro y medio de ancho que unía las dos montañas. Me acerqué al borde del precipicio sólo para contemplar la impresionante caída, tal era la altura que fui incapaz de calcular-la, caer por aquel precipicio suponía una muerte segura.

Con paso seguro Zeph y el enano atravesaron el estrecho puente, seguidos por unos más cautelosos Stormeister. Con tranquilidad recorrí la mitad del paso, hasta que una fuerte ráfaga me hizo trastabillar. Comencé a resbalar, tropezando con los guijarros y arenilla que cubrían la roca. El borde se acercaba, con su promesa de caída y muerte, y justo cuando el pánico comenzaba a hacer presa de mí, el enorme brazo de Ulf se interpuso entre mí y el letal abismo. Abrazada a él termine el camino, que jure no volver a realizar. Ilusa de mí, el futuro me deparaba más “tropiezos”.

Tras otro día de camino arribamos al anochecer a la cascada. Un lago dominaba el centro del valle, rodeado en tres de sus lados por espeso bosque y el camino del acantilado cerrándolo. La espesa bruma que cubría el lago unida a las ruinas de dos grandes construcciones, posiblemente almacenes, y de una ancha torre semiderruida, creaban una imagen tétrica. El lugar nos incomodaba a todos, la niebla nos confundía haciéndonos ver fugaces imágenes por el rabillo del ojo, mientras que nuestras mentes creaban ilusiones de aquellos a los que esperábamos.

Dunk, con una mueca graciosa se adentro en el helado lago, solo de verlo se oyó el castañeo de nuestros dientes. El resto nos acercamos al enclave comercial lentamente, alertas y listos para repeler un posible ataque. Liberé una pequeña cantidad de magia, y sintiendo como me henchía y daba poder entoné las palabras del sortilegio. Al instante cualquier atisbo de magia que hubiese por la zona se mostraba ante mí. Todo parecía tranquilo, y justo cuando la energía me abandonaba, un diminuto punto parpadeó en el bosque del este. Fue un instante, pero bastó para ponernos en alerta. Inmediatamente Zeph se adentro en la foresta, haciéndose uno con las sombras. Ulf y yo investigamos el interior de la torre, ocupada únicamente por nieve y cascotes. Al cabo de un rato, la silueta de Zeph apareció en el linde. Su caminar, lento y rígido, nos hizo sospechar. Mientras se acercaba a nosotros vimos tras el una silueta, esbelta y alta, difuminada por la noche y una larga capa. Apuntaba implacable a nuestro guía con un arco largo. Se dirigieron sin duda hacia nuestra posición, presentándose el cómo Eirin. Cuando la tensa conversación parecía iba a desembocar en trifulca, comenzaron a aparecer del bosque más figuras, y una de ellas, la más esbelta, dejando caer su capa, habló con voz suave a la par que firme; era voz de mujer.

“Yo soy Rhian, enviada de Aradil, a la que vosotros conocéis como la Reina Bruja; soy su avatar frente a la sombra”

Acto seguido comenzó a presentar a los demás, Dennyn, su autoproclamado guardaespaldas halfling, de semblante serio y mirada inflexible, Bayal y Eirin, compañeros elfos de delicados gestos y mirada reservada, Craudan, un buscavidas humano que se les había unido y Wendel, un comerciante y contrabandista gnomo.
Me tomé un instante para observar asombrada a los elfos. Eran tan impresionantes como dicen las habladurías. Bayal parecía más salvaje, de semblante desafiante y vestido con una armadura de pieles de animales que cubría su ligero cuerpo; Una larga melena de cabello blanco caía sobre su mortecina tez pálida; parecía ir armado tan sólo con un par de cuchillos. Si bayal fuese la noche, sin duda, Eirin sería el día, cabello color azabache y corto, vestido como un noble y portando las armas que se le suponen a un elfo una espada de hoja fina y un arco largo. Sin embargo, Rhian era la más impresionante de los tres, aunque delicada y vestida tan sólo con una túnica y una capa que cubría sus rizados cabellos del color del oro, su mirada amable dejaba entrever un terrible poder.

Tras las presentaciones, continuamos con la empresa. Ahora debíamos regresar a la fortaleza, donde Rhian se reuniría con Wooden. No obstante, antes de continuar, la elfa conjuró una visión de los alrededores, sorprendiéndonos a todos con la imagen de una horda de trasgos que avanzaban seguidos de dos enormes moles pétreas en nuestra dirección. Eran aproximadamente quince guerreros, uno de ellos era obvio comprendía los entresijos de la magia; túnica, bastón y un aura de maldad que lo impregnada todo a su paso. Otro, de más estatura y una mejor armadura parecía el líder de la partida.

La situación era apurada, y las posibilidades pocas. Aun así la discusión volvió a tomar forma, intentando unos imponer su plan al de los demás, las diferencias culturales hacían fervor. Todo finalizó cuando las patizambas siluetas de los trasgos se perfilaron a lo lejos momento en el que tomamos posiciones en el bosque, esperando pasar inadvertidos. El retumbar de los colosos de piedra era amplificado por las cumbres de la cadena montañosa, llenando nuestros corazones de pavor. La noche era ya dueña de la situación, impidiéndonos ver claramente a nuestros enemigos.

Cautamente seguimos avanzando hacia el interior del bosque, pero con los nervios y las prisas mas de uno fuimos descubiertos por los acechantes trasgos. Tres de ellos se acercaron a investigar, y al descubrirnos, corrieron a avisar a sus camaradas. El peligro se cernía sobre nosotros, y todo se precipitó. Una flecha, disparada por Zeph, atravesó a uno de los engendros, mientras que otro fue interceptado por Eirin, el cual lo degolló salvajemente con sus cuchillos. El tercero esquivó otro proyectil, y se lanzo hacia la horda. Canalicé mi furia hacia él, y un haz de energía lo atravesó, seguido por el grito de alerta de Rhian, pero el aviso llegó tarde. Inmediatamente el campamento enemigo estalló en gritos. El chaman había detectado mi presencia al lanzar el hechizo.

Graznantes gritos de guerra anunciaron las cargas de los trasgos, y la melee comenzó. Rhian desapareció en el bosque, mientras que sus guardaespaldas formaban un muro de acero en el linde. Ulf avanzó mientras yo entonaba arcanas palabras para protegerlo. El chamán entró en escena cloqueando amenazas e insultos. Apuntó con su báculo hacia el bosque, y mientras la energía crepitaba por su cuerpo. Sin embargo Zeph hacía rato que lo tenia fijado como objetivo y justo en el momento que el chamán iba a lanzar el hechizo soltó la cuerda. La flecha, directa, veloz y acerada, alcanzó la frente del brujo. Con el cerebro atravesado por cuarenta centímetros de buena madera de tejo, la energía se disipó, y tras un parpadeo, la criatura cayó para no levantarse más.

Mientras, acosados por tres contrincantes cada uno, los elfos no pudieron evitar que algunos se colaran entre ellos, llegando a la parte vulnerable donde estábamos los que no practicamos el arte de la guerra. Viendo lo delicada de la situación, el halfling se armó de valor y con insultos y amenazas arranco a correr hacia la espesura. Tres trasgos lo siguieron en su loca carrera, aliviando así la tensión del combate en el frente. Mientras seguía invocando energías protectoras sobre Ulf, observe sorprendida la compenetración del halfling y el misterioso humano llamado Craudan.

Mientras el pequeño corría seguido de tres alimañas, Craudan surgió de detrás de un árbol, clavando dos dagas en la expuesta garganta de uno de ellos. Los otros dos siguieron corriendo, hasta que Dennyn se giró y con el impulso de la carrera golpeo en pleno rostro a uno con los puños, elevándolo varios metros y convirtiendo su cabeza en un surtidor de materia gris y trozos sanguinolentos de hueso. Acto seguido, Craudan surgió detrás del confundido trasgo restante, apuñalando varias veces por la espalda con sus dos dagas.

Tras finalizar los ensalmos sobre Ulf, este avanzó hacia el líder de la partida enemiga, gritándole amenazas y desafíos. El otro respondió lanzándose a la carga, a la que mi hermano respondió embistiendo en una loca carrera. El impacto de ambos fue ensordecedor. El trasgo, más pequeño, retrocedió, mientras intentaba tajar el brazo derecho de Ulf, que estaba tomando impulso para partir huesos y carne con su imponente hacha de batalla. El hachazo fue bestial, pero el gran trasgo fue más rápido, interponiendo su escudo, aunque el resultado fue igualmente doloroso. El escudo no aguantó el golpe, y tras quebrarse el filo del hacha se hundió en el antebrazo del engendro. Aun así, el contragolpe fue demoledor para Ulf. La hoja de la espada le alcanzo en el pecho, hundiéndose varios centímetros y obligándole a lanzar un rugido de dolor, sólo el conjuro de protección impidió que el mal fuera mayor. Golpeando con la rodilla el pecho herido, el trasgo retrocedió, haciendo que Ulf cayera de rodillas, la sangre surgiendo a borbotones de la herida. Saboreando la rápida victoria, alzo la espada sobre el, que comenzaba a desfallecer, dejándose caer en el suelo. Centre todo mi odio y miedo sobre el abyecto ser, canalizando borbotones de energía hacia su mente. El resultado fue un brillante proyectil mágico que el golpeo en un hombro, haciéndolo trastabillar hacia atrás. Fue todo lo que mi hermano necesitaba. Alzó el hacha en un mortal arco, que cerceno limpiamente la cabeza del trasgo, que rebotó varias veces en el suelo. Corrí hacia mi hermano, intentando levantarlo y alejarlo de la lucha. Pero al mirar a mi alrededor, vi que la situación estaba controlada. El único problema eran los dos golems, que hasta este momento habían estado retenidos por el puente que cruzaba uno de los canales del lago, que había cedido bajo su peso. Pero superado el obstáculo, ahora se acercaban implacables.

Los elfos estaban terminando de diezmar a los pocos supervivientes de la partida, ayudados por Zeph, Dennyn y Craudan. Logré parar la hemorragia de Ulf, y nos acercamos al resto del grupo. Rhian apareció de la nada, posiblemente estaba oculta mediante magia, pensé. La decisión debía tomarse ya, o nos enfrentábamos a los golems, a los que difícilmente podríamos vencer, o huíamos de vuelta a la fortaleza. Sopesando posibilidades se me ocurrió atravesar la cascada, pero los golems estaban ya próximos. Una mirada de Rhian basto para que Eirin partiera presto a su encuentro, un destino con poca esperanza en un mundo de esperanza nula. Los demás hicimos lo único que podíamos hacer, corrimos hacia la seguridad, reconociendo todos en nuestro interior el valor de Eirin… Lo último que vimos, fue como el elfo se refugiaba en la torre y los dos colosos la colapsaban golpeándola con sus tremendos puños. Las lágrimas surcaron el rostro de muchos. Esa noche, en el improvisado campamento, mientras Rhian contaba leyendas sobre unos espejos negros de Izrador, el pesar por la pérdida de Eirin estaba en el corazón de todos.

A la mañana siguiente, de vuelta a Roca de Durgis, una silueta renqueante se perfiló en horizonte. Zeph y Craudan se adelantaron para realizar una rápida exploración, que reveló a un orco herido que venia de Roca de Durgis. Tras recordar las nociones que tenia del idioma orco, enseñado por mi maestra, y con un poco del “carisma” de mi hermano, logramos descubrir que la fortaleza había sido atacada. La desesperación cundió en el grupo.

Rhian, con el rostro transfigurado en una mascara de odio avanzo y envolvió en llamas a la criatura, y nos apremió a continuar el viaje. Mediante sus ancestrales poderes, lanzo un reclamo mágico al viento, congregando rápidamente una manada de potros salvajes. Con una nueva determinación cabalgamos prestos al encuentro de una imagen espantosa. Enormes columnas de humo se elevaban en el horizonte, presagiando lo peor.

Al coronar la cima de una colina el espectáculo resulto desazonador. Piras de muertos rodeaban unas murallas tomadas por un ejército de proporciones enormes, apoyados por brutales golems de pétrea constitución. Una monstruosa criatura sobrevolaba la ciudad. Al ascender otra colina, pudimos ver el interior de la ciudad. Fuegos, derrumbes, cadáveres y orcos borrachos creaban un fatídico panorama. Sin embargo aún había esperanza, el salón de los héroes no parecía que aún hubiese sido tomado, aunque no podría aguantar mucho.

Dunk nos mostró un pasaje secreto para llegar a la ciudadela, el último reducto de la fortaleza.

Mientras Wendel y Dunk permanecerían en la superficie, vigilando la entrada, Rhian y Bayal atacarían a las fuerzas de la sombra que había en Roca de Durgis, distrayendo al ejército, mientras que el resto accederíamos al complejo de túneles para llegar hasta Wooden, con la esperanza de encontrarlo con vida.

La entrada era oscura y húmeda, y por ella accedíamos a un mundo de conflicto y pavor. ¿Sería esta la caída de uno de los últimos reductos enanos?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que la transcripción de la primnera partida sea del gusto de todos. He intentado mostrar un poco el perfil de todos los pj principales, y mostrar las acciones mas increibles que realizaron en la partida, pero si tuviese que relatar lo que todo el mundo hizo, el texto sería demasiado extenso.

MikelodeoN dijo...

Está cojonudo Mazda. Yo no creo que lo haga tan bien.

Laer dijo...

Simplemente genial, no he quitado nada, sólo he añadido detalles como la descripción de los elfos.
D.P.M Mazda.

Laer