¿Qué ha sido del jinete y su caballo? ¿qué del cuerno y su reclamo? Han pasado como lluvia en las montañas, como viento en la pradera. Los días se apagan de Este a Oeste, de Sur a Norte, tras las montañas, nos sumimos en la sombra... ¿Cómo hemos llegado a esto?
Dareth Arthenoor, General Sarcosano.


Hola a todos,
Este blog es en realidad un diario de campaña de la campaña de Midnight que vamos a comenzar. El módulo que vamos a jugar es “La Corona de la Sombra” y todos, jugadores y master, estamos muy ilusionados y esperamos finalizarla y, sobretodo, divertirnos mucho en el proceso.
Tengo la intención de utilizar este blog como recurso para mis jugadores, voy a colgar aquí información sobre ciudades, leyendas, PNJ’s y todo aquello que pueda ser de utilidad. Sin embargo, si eres un visitante, eres libre de utilizar el material que he creado para la campaña para adaptarla a tus partidas a tu conveniencia.
Empieza la aventura, bienvenidos todos a Midnight!

viernes, 12 de octubre de 2007

PJ/PNJ


Bergaith Kellhorn - Prólogo

De la opresión a la libertad.

Bergaith nació en el seno de una familia noble Sarcosana, su padre Valgard poseía tierras y tenia muchos caballeros a sus ordenes, sin embargo la familia Kellhorn había sucumbido al poder de Izrador hacia dos generaciones y ayudaban a los orcos a acabar con cualquier foco de resistencia que se encontrara en tierras Sarcosanas y a cambio se les permitía conservar sus tierras, sus dos hermanos mayores Arnkell y Gudrod se encargaban de dirigir las incursiones de castigo cuando encontraban algún foco de resistencia, se suponía que lo hacían porque era su deber pero Bergaith estaba convencido que disfrutaban con cada masacre, cuando les veía regresar de la batalla salpicados de sangre bromeando y riéndose le hervía la sangre.

Por las noches, su padre se retiraba a su salón privado y se quedaba sentado en su gran sillón con los ojos fijos en las llamas de la chimenea con el semblante entristecido, Bergaith a veces se quedaba mirándolo desde la puerta, por aquel entonces era demasiado joven para entender a su padre, Bergaith le odiaba, tanto a el como a sus hermanos, no entendía porque no se alzaban contra los secuaces de Izrador, por que permitían que les arrebataran el honor y el orgullo de ese modo, a veces cuando no podía contener su ira el chico desafiaba a su padre, gritándole, recordándole las hazañas de sus antepasados y llamándole cobarde, cuando eso sucedía Valgard mandaba azotar a su hijo y lo dejaba encerrado en sus aposentos durante una semana como castigo, era entonces cuando su madre Kadllin iba a verle a su habitación y abrazaba a su ensangrentado hijo llorando desconsoladamente.

Sin embargo había alguien que alimentaba el fuego de la rebeldía que ardía dentro de Bergaith, era un viejo sirviente que cuidaba del establo, Vestar se llamaba, era el quien le contaba al chico todas esas historias sobre el valor Sarcosano, le hablaba de honor, de valentía y de antiguas batallas y héroes Sarcosanos, el chico soñaba que algún día se convertiría en un gran jinete y lucharía en una batalla definitiva contra Izrador para derrotarle y convertirse en leyenda como los héroes de antaño, el viejo sonreía al escucharle hablar de su destino, sin embargo sus ojos no acompañaban la sonrisa sino que permanecían tristes, no era mas que un pobre chico de imaginación desbordada. Cuando Valgard descubrió que el viejo Vestar era el que le contaba todas esas historias al chico lo mando ejecutar públicamente, Bergaith lo contemplo consumido por la ira y una lagrima resbalo por su mejilla, desde entonces no volvió a dirigirle la palabra a su padre y se juro a si mismo que jamás volvería a llorar.

Un buen día la ira y el odio que el chico albergaba contra su padre se convirtieron en lastima cuando al fin lo comprendió, sus dos hermanos llegaron de una de sus incursiones en mitad de una noche lluviosa, por lo visto habían encontrado mas resistencia de la que esperaban y Gudrod había recibido una herida horrible en el estomago, todos sabían que nadie podría sobrevivir con una herida como esa, Bergaith primero pensó que se lo merecía, pero luego al ver la cara de su madre se arrepintió, su padre sin embargo parecía tranquilo, mandó llamar a un sirviente que salió corriendo rápidamente y al poco tiempo llegó un ser siniestro cubierto completamente con una túnica negra y la cara sumida en la oscuridad que proyectaba la capucha, el chico vio como el hombre ponía sus manos sobre la herida de su hermano y murmuraba unas palabras siniestras, Bergaith pudo escuchar claramente la palabra “Izrador” varias veces, lo que sucedió luego le puso la carne de gallina, la herida de su hermano empezó a curarse sola, los tejidos se reparaban y la herida se cerraba, en cuestión de segundos la vida de su hermano ya no corría peligro, fue entonces cuando lo comprendió, era por esa clase de privilegios que su padre había agachado la cabeza, quizás en el fondo no era tan ruin, solo era un hombre asustado, por eso le dio lastima y se prometió que llegado el momento, el triunfaría donde su padre había fracasado.

Así pues pasaron los años y el chico creció, recibió adiestramiento en el arte de la guerra sarcosano y le entregaron a Styr, su caballo, el símbolo de su gente। Bergaith puso todo su empeño en su entrenamiento, aprendió rápido y se convirtió en un buen jinete y guerrero, pero nadie se imaginaba cuales eran sus planes, cuando llego a la mayoría de edad y le nombraron caballero se fugó, la misma noche después de la celebración se escabulló cuando todos dormían, se fue al establo a buscar a su fiel compañero Styr a los establos y se marchó cabalgando en la oscuridad. Bergaith sabia cual seria su destino si se quedaba, tendría que ir con sus dos hermanos a las incursiones de castigo y eso sería algo que no podría soportar, solo esperaba que sus padres le comprendieran. Se suele decir que para los Sarcosanos sus caballos son un símbolo de libertad, para Bergaith ya no era solo un simple simbolo, era una realidad.

Después de eso el joven jinete estuvo vagando solo durante un tiempo y aprendió a sobrevivir como pudo, al final acabó encontrando un grupo de jinetes, jóvenes y veteranos, que formaban parte de la resistencia, habían formado un Shaleef (una hermandad de honor en lengua Sarcosana), eran nómadas y se dedicaban a asaltar a pequeños grupos de orcos o caravanas de suministros, así que Bergaith se unió a ellos enseguida, con ellos aprendió mucho mas de lo que había aprendido en su entrenamiento y participo por primera vez en combates reales, su grupo tenia que estar siempre en movimiento para evitar ser encontrados y en muchas ocasiones las patrullas de la familia Kellhorn les estuvieron pisando los talones, a pesar de eso, el joven jinete era feliz por primera vez en su vida, se sentía libre y aunque su vida estaba en constante peligro y carecía de cualquier tipo de lujo sabia que estaba haciendo lo correcto y eso hacia que todo lo demás mereciera la pena, el odio y la rabia se habían esfumado, simplemente se sentía en paz y harmonía consigo mismo. Pero esa situación no podía durar para siempre.

La patrulla de Bergaith llevaba varios días rastreando un pequeño grupo de orcos a través de las llanuras y cuando al fin localizaron su campamento lo atacaron inmediatamente, era un buen momento, justo antes del alba, los orcos todavía estaban medio dormidos cuando una docena de caballeros cargaron contra su campamento matando a muchos antes de que pudieran reaccionar, unos cuantos se dieron a la fuga mientras otros se lanzaron al combate furiosamente, pero ya no había nada que hacer, pillados por sorpresa y algunos incluso desarmados fueron cayendo bajo las lanzas Sarcosanas uno por uno, entre los jinetes había algún herido, siempre era peligroso enfrentarse a los orcos, pero ninguno estaba tan herido como para no poder cabalgar así que prendieron fuego al campamento y cabalgaron en pos de la media docena de orcos que huían, algo llamo la atención de Bergaith, los orcos se dirijan hacia las llanuras, había un bosque cerca pero no habían huido en esa dirección, aunque los orcos no destacaban por su inteligencia tampoco eran del todo estúpidos así que le extraño aunque supuso que estaban siendo dominados por el pánico. El líder de la patrulla, Sven, un veterano cubierto de cicatrices, no se mostró extrañado por la actitud de los orcos así que Bergaith se tranquilizó. Cuando los jinetes estaban a punto de darles alcance los orcos estaban subiendo un promontorio arenoso bastante elevado, a una señal de Sven los jinetes se dividieron en dos grupos de seis y empezaron a rodear el promontorio un grupo por cada lado, llevaban bastantes años combatiendo juntos y sabían lo que tenían que hacer, sin embargo ninguno de ellos estaba preparado para lo que les esperaba al otro lado.

Los jinetes frenaron en seco, los caballos se encabritaron y Gamal, el mas joven del grupo, incluso se cayó de su silla, delante de ellos, oculta por la elevación había una criatura terrorífica, su cuerpo colosal cubierto de escamas rojas resultaba una visión terrible por si sola pero lo peor eran sus ojos, sus fríos ojos de reptil los miraban fijamente, lo mas terrorífico de esa mirada era la inteligencia que se reflejaba en esos ojos. El dragón, que había estado agazapado, estiró el cuello y profirió un horrible rugido que hizo que se les helara la sangre en las venas a todos los jinetes, la criatura no era muy grande comparada con otros de su especie sin embargo al lado de los Sarcosanos era enorme, Sven estaba gritando ordenes pero nadie le escuchaba, Gamal ni siquiera se había levantado del suelo, estaba petrificado. El dragón bajó el cuello otra vez y exhaló una enorme llamarada que envolvió al grupo en el que estaban Sven y Gamal, los seis jinetes murieron en el acto, calcinados en el mismo sitio junto con sus caballos, los orcos del promontorio habían dejado de huir y rugían como posesos, parecían estar disfrutando del espectáculo, pero no eran los únicos que vitoreaban, detrás del dragón había dos docenas mas de orcos rugiendo, entre ellos había un legado, con las manos cruzadas sobre el pecho, contemplando la escena con una sonrisa, Bergaith jamás olvidaría esa cara.

La brutal muerte de sus compañeros hizo reaccionar a los jinetes restantes que emprendieron la huida hacia el bosque cabalgando lo mas rápido que podían mientras los orcos trotaban detrás de ellos perezosamente. Bergaith por un momento pensó que lo conseguirían, la cabeza del dragón asomó por encima del promontorio, y poco a poco, como si tuviera todo el tiempo del mundo, la criatura tomó impulso y emprendió el vuelo detrás de los jinetes, su vuelo era mucho mas rápido que los jinetes, no iban a lograrlo. Bergaith se puso a gritar a sus compañeros, que se abrieron en abanico, no podían salvarse todos pero al menos uno debía sobrevivir para avisar al resto del Shaleef, sino lo lograban esa criatura acabaría con todos los jinetes de la hermandad. El dragón les dio alcance y lanzo dos rápidas llamaradas que envolvieron a dos de los jinetes, luego su cuello serpenteó y sus enormes mandíbulas apresaron al que cabalgaba al lado de Bergaith, quien pudo escuchar claramente el sonido de los huesos al aplastarse mientras la sangre su compañero y su montura le salpicaban, sin embargo estaban llegando al bosque y el dragón tuvo que empezar a elevarse, lanzo una ultima llamarada a otro jinete y apresó al que quedaba con sus patas traseras mientras se elevaba para lanzarlo luego por el aire entre alaridos, justo cuando Bergaith pensaba que iba a lograrlo la enorme cola de la criatura le golpeó desde un lado, fue como si le golpeara una montaña, el cuerpo de Bergaith salió despedido por los aires mientras Styr se internaba corriendo en el bosque sin jinete, Bergaith reboto contra un árbol y aterrizó entre la maleza aunque para entonces ya estaba inconsciente...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Powa powa powa!