¿Qué ha sido del jinete y su caballo? ¿qué del cuerno y su reclamo? Han pasado como lluvia en las montañas, como viento en la pradera. Los días se apagan de Este a Oeste, de Sur a Norte, tras las montañas, nos sumimos en la sombra... ¿Cómo hemos llegado a esto?
Dareth Arthenoor, General Sarcosano.


Hola a todos,
Este blog es en realidad un diario de campaña de la campaña de Midnight que vamos a comenzar. El módulo que vamos a jugar es “La Corona de la Sombra” y todos, jugadores y master, estamos muy ilusionados y esperamos finalizarla y, sobretodo, divertirnos mucho en el proceso.
Tengo la intención de utilizar este blog como recurso para mis jugadores, voy a colgar aquí información sobre ciudades, leyendas, PNJ’s y todo aquello que pueda ser de utilidad. Sin embargo, si eres un visitante, eres libre de utilizar el material que he creado para la campaña para adaptarla a tus partidas a tu conveniencia.
Empieza la aventura, bienvenidos todos a Midnight!

domingo, 23 de septiembre de 2007

Partida 2


Capítulo 2: Roca de Durgis (Craudan)


En las profundidades de la fortaleza enana, todo lo acontecido hasta el momento me parecía muy lejano. La salida precipitada de Aguarápida en la barca de Wendell, el encuentro con los elfos, el combate contra los trasgos... todo! Maldita sea, si aun no tengo claro ni como me he metido en esto! Siempre me pasa lo mismo...

Recuerdo mirar hacia el interior del túnel y que me embargó la sensación de que aquello no iba a acabar bien. Para qué negarlo, esa es una sensación que conozco bien pero, como siempre, hice callar esa vocecita que me dice lo que no debería hacer y me interné en la oscuridad junto con mis cuatro compañeros: Ulf y Dilara Stormeister, Dennyn y Zeph.

Wendell y Dunk se habían quedado vigilando la entrada mientras que Rhian y Bayal se dirigían hacia la entrada principal de la fortaleza para atraer la atención del ejercito que había tomado Roca de Durgis, para darnos la oportunidad de alcanzar el Salón de los héroes... más de cien orcos o las profundidades de una fortaleza enana tomada por los siervos de Izrador en un oscuro túnel que no parecía tener fin y buscando un camino que no sabían muy bien donde estaba... -déjalo estar y estate atento Craudan!- me obligué a reaccionar, -maldita sea si no estas atento no saldrás de esta!-

Los dos hermanos Dornitas y Zeph ya habían estado antes en esa fortaleza así que nos guiaron, de forma más o menos acertada, hasta lo que parecía el camino principal: un túnel ancho e iluminado, con decoración de mampostería enana con sus formas geométricas y su dura delicadeza de roca. Dunk nos había dicho que, para llegar al Salón de los Héroes, nos dirigiéramos hacia el túnel principal y no lo abandonáramos, pero una vez allí no teníamos nada claro que dirección tomar, estábamos en una intersección en forma de “t”, y el único camino que quedaba descartado era el que quedaba a nuestra espalda.

Me concentré y eché un vistazo a nuestro alrededor, al principio no me había fijado, pero pude ver un hilillo de agua que descendía por una de las paredes y su recorrido indicaba que el camino descendía hacia el oeste... así que, hacia el oeste, hacia las profundidades, hacia el enemigo, hacia una más que posible muerte, hacia... maldita sea! A veces cuesta mucho hacer callar esa voz.

Avanzamos, pero no muy lejos de la intersección nos encontramos con un derrumbe que bloqueaba el túnel principal impidiendo el paso, sin embargo, un agujero, se abría en la pared lateral. Tras echar una ojeada resulto evidente para todos que alguien había derribado la pared lateral del túnel, lo que no estaba claro era si lo habían causado los enanos intentando salir o los orcos intentando entrar.

Dennyn oteó dentro y nos informó que nuestra nueva vía de avance era una caverna natural. Esa gruta era realmente extraña, había unos extraños agujeros en el techo y una sala redonda al lado de la entrada que, en conjunto, hacían resonar el viento con un aullido terrorífico, que recuerdo me pareció el bramido de macabro instrumento musical de enormes proporciones; aún me estremezco cuando recuerdo aquel sonido. Por si fuera poco, la oscuridad llenaba de sombras amenazadoras cada rincón, y la gran cantidad de estalagmitas y estalactitas parecían las fauces de una bestia. -¿Seguro que deberíamos avanzar por aquí? – dijo Dilara, ese fue el resorte que hizo que el temor nos embargara a todos, -quizás debiéramos ver si por el otro lado... quiero decir, que está claro que este no es el túnel principal...- quien sabe, quizás la dornita tenga razón...- pensé. Mas tarde entendí que nuestro miedo nos hizo perder un tiempo valiosísimo explorando los túneles que salían del túnel principal, los cuales, la mayoría se dirigían en dirección opuesta a nuestro destino, y los demás estaban bloqueados con derrumbes que parecían muy recientes (recuerdo perfectamente como en uno incluso aun se percibía el olor a pólvora entre los cascotes). Así era como Izrador había derrotado a los pueblos de Eredane, mediante el miedo, y el miedo hace cometer errores, y los errores llevan a la muerte, cada vez lo veía más claro.

Finalmente, nos internamos en la gruta con Ulf en cabeza y conmigo cubriendo la retaguardia. Estaba claro que si nos encontrábamos algún enemigo, éste vendría por delante, y Ulf y Dennyn eran muy capaces de encargarse de él, mientras Zeph y Dilara lo debilitarían con sus proyectiles y su magia, yo prefería servir de apoyo... cuando sea necesario claro...

Avanzamos por la gruta con cuidado hasta llegar a una bifurcación. Tomamos el camino oeste. Habiendo avanzado solamente unos pocos metros, vimos no muy lejos, otra pared de la gruta que había sido derribada para comunicar la gruta con un túnel secundario, era obvio que alguien había entrado o salido de la fortaleza por esta ruta no hacia mucho.

Entonces Zeph nos hizo una señal cerrando el puño y nos detuvimos. Se adelantó y se interno hacia la oscuridad, y cuando mis ojos se acostumbraron pude ver que, junto a la pared derribada había un enano sentado, parecía inconsciente. Nos acercamos cautelosamente y Dilara lo examinó, -está muerto- dijo con voz triste. El fallecido enano tenia la piel excesivamente pálida y unas venas de color negruzco marcaban su piel allí donde estaba al descubierto; por su atuendo era un guerrero de Roca de Durgis, y aún aferraba fuertemente su hacha de mano. En aquel preciso instante el cadáver se desplomo hacia un lado dejando a la vista una enorme herida en la espalda que parecía provocada por una lanza.

Recuerdo como polvo cayó sobre mi hombro y como un extraño ruido pareció provenir de todas direcciones y entonces... -muévete Craudan!!! muévete!!!- Me repetía mientras me lanzaba al suelo a la vez que intentaba girarme para caer de espaldas. El golpe me dejó sin aliento pero pude ver como algo pasaba justo por encima de mí, justo donde había estado mi espalda hacía un instante, y se estrellaba en la pared haciendo saltar unos cascotes –por poco...-. Pero el peligro no había pasado aún, miré hacia el techo para saber quién o qué diablos había decidido que yo no debía vivir más años... Aunque estaba agarrado al techo y estaba oscuro lo distinguí perfectamente, era un escorpión del tamaño de un cocodrilo y del color del azabache, y aquella lanza que había estado a punto de ensartarlo era con su cola aguijonada, de la cual supuraba un líquido aceitoso... -muévete!, ponte de pié!, reacciona!, haz algo! Huye!!!- me dije mientras me levantaba y empuñaba mis dos dagas. En fin... siempre igual... ¿porqué nunca hago caso de esa vocecita que intenta salvarme el pellejo?, con una mueca de resignación me encaré a la bestia que se abalanzó sobre nosotros.

El combate fue corto pero intenso, Zeph que también había detectado al atacante disparó varias veces su arco acertando con inusitada puntería a la criatura en la mandíbula que profirió un terrible chillido (algo de sangre élfica debe correr por sus venas), Ulf, que parece tener un sexto sentido para el combate, también se había percatado de la presencia de la criatura, y se lanzó a la carga, aunque tuvo que abandonar su enorme hacha ya que su tamaño era más un inconveniente que una ventaja en un lugar tan estrecho y luchar con el Katar. De hecho, el túnel era tan estrecho que sólo permitía que dos combatientes se enfrentaran a la criatura simultáneamente, sin duda el escorpión luchaba en su terreno.

Oí como Dilara entonaba un sortilegio tras otro mientras yo me concentraba en esquivar las pinzas y el aguijón del monstruo, me empezaba a faltar el aliento y sus ataques eran cada vez más certeros, no aguantaría mucho más y los ataques de Ulf parecían rebotar en la armadura quitinosa del escorpión.

El arco de Zeph no dejaba de escupir certeras flechas, y luminosos proyectiles mágicos surgían de las manos de Dilara estrellándose en el lomo de nuestro agresor. Sin embargo el apoyo apareció de repente Dennyn salió de entre los compañeros y se puso delante mío empujándome a un lado para protegerme de la bestia. Ulf y Dennyn pasaron al ataque con renovada fiereza, otra flecha cruzo el aire y Dilara entono otro sortilegio, mientras las pinzas del escorpión atacaron a Ulf que las evadió sin problemas, sin embargo sirvieron para distraerle del potente coletazo que lo ensartó levantándolo del suelo y haciendo que aullara de dolor. El grito encogió mi corazón –huye!!! Huye o vas a morir!- era algo que se repetía en mi mente mientras saltaba ágilmente por encima del Halfling para aterrizar sobre la espalda del monstruo con sus mis dos dagas listas para atacar, -¡¡¡Maldita sea!!! Siempre hago lo mismo, y esta vez es grave, definitivamente esto no ha sido una buena idea-. Sin embargo mi temeridad surtió efecto, la criatura intento alcanzarme con las pinzas chillando alocadamente pero estaba fuera de su alcance así que lanzó a Ulf contra a pared para atacarme con la cola. Una, dos, tres veces esquivé ese aguijón mientras mis compañeros conseguían acabar con ese maldito bicho que se finalmente se desplomo. Le clavé las dos dagas en la cabeza aunque el escorpión ya estaba visiblemente muerto -Por si acaso- dije limpiando mis dagas en la capa.

Ulf estaba muy malherido, su hermana Dilara le vendó las heridas y el grupo siguió avanzando ahora con Dennyn en vanguardia sustituyendo a Ulf ya que el enorme dornita apenas podía andar. Zeph encontró un rastro, unas huellas que se adentraban en la gruta, y las seguimos a la inversa a través de la maraña de túneles hasta llegar otra vez al túnel principal y seguimos avanzando hasta llegar a nuestro objetivo.

La entrada al Salón de los Héroes estaba justo enfrente nuestro, a apenas 20 metros, al final del pasillo principal. Sus pesadas puertas entreabiertas parecían recibirnos, así que nos dirigimos raudos hacia allí mientras Ulf se detenía un instante apoyándose en la pared para recobrar el aliento.

Quizás fuese la emoción de haber alcanzado nuestro objetivo, o quizás nuestra inexperiencia, o quizás Izrador había decidido centrar su atención en mí esa noche, pero la cuestión es que no nos percatamos que en un túnel transversal una patrulla de orcos se dirigía hacia el salón del trono. Me quedé mirándolos un instante, mientras ellos también me miraban extrañados. El tiempo pareció detenerse un segundo que me pareció una eternidad. Eran al menos una docena, su aspecto era aterrador, mucho mas altos y anchos que cualquier hombre y armados con toscas y brutales espadas de filo romo, parecían salidos de sus mis peores pesadillas. Recordé la granja donde había vivido, mi familia, los gritos, las llamas...

El tiempo se precipitó y uno de los orcos bramó un aullido gutural. Reaccioné como si hubiesen activado un resorte en mi interior –¡¡¡huye!!!, esta vez sí hice caso a esa voz, doce orcos eran demasiados, y en el Salón de los Héroes tendríamos mejor oportunidad, o eso creía yo...

Corrí hacia la enorme puerta de doble hoja rebasando mis compañeros. Atravesé el umbral de la puerta pensando que allí, junto a los enanos que resistían estaría a salvo, pero no estaba preparado para lo que vi al entrar en la sala.

Lo que tenía delante era una escena dantesca: la sala del trono era una sala circular rodeada de columnas, una belleza la de arquitectura enana; toda la sala estaba cubierta de cadáveres de enanos y orcos En el centro de la sala, encontraba un imponente enano cubierto de sangre sosteniendo un Urutuk en cada mano. Tres jabalinas sobresalían de su pecho, atravesando su otrhora brillante armadura de Mithal. Entre su yelmo y su barba color ébano podía verse una mueca que reflejaba dolor y odio por partes iguales. Su capa color carmesí estaba rota. Pero el enano resistía, solo, encima de una montaña de cadáveres orcos. Una quincena de orcos se encontraban delante del poderoso enano intentando hacer acopio de valor para atacarle, uno de los orcos se acerco al enano que, con un rápido movimiento lo partió por la mitad.

Había tanta sangre en el suelo que al entrar chapoteé atrayendo la atención de algunos de los orcos –maldita sea mi mala suerte- por mi culpa nos habíamos metido entre dos enormes grupos de orcos y la puerta era demasiado pesada como para poder cerrarla rápidamente, lo único que pude hacer fue apartarme para dejar entrar a mis compañeros.

Dennyn entró como una exhalación a través de la puerta y sin pensarlo se lanzó directo hacia la tropa de orcos sin detenerse ni un instante, ni los orcos ni yo mismo dábamos crédito a lo que estábamos viendo. El pequeño halfling se estrelló contra la maraña de orcos y se abrió paso hasta el enano empujando y colándose entre las piernas de algunos orcos que estaban demasiado atónitos para reaccionar.

Dilara y Zeph parecieron reconocer al imponente enano y se dirigieron corriendo hacia él intentando rodear el muro de orcos que teníamos enfrente. Instintivamente los seguí. Ese enano debía de ser ese tal Wooden al que estábamos buscando.

En ese momento entró en la sala el otro grupo de orcos que se dirigió directo a la trifulca, seguidos por Ulf, al que todavía no habían visto pues se había quedado rezagado, que entro enarbolando su gran hacha listo para vender cara su vida.

El que parecía ser el líder de los orcos señalo con su garra hacia Dilara con su enorme mano mientras gruñía ordenes en lengua oscura, y un par de orcos se dirigieron hacia ella corriendo mientras los demás se centraban en el enano y Dennyn y Zeph que habían llegado a su lado.

Dilara estaba sólo frente a dos mastodónticos orcos que se dirigían hacia ella. Era una hechicera capaz, ya lo había comprobado sin embargo eran demasiado para ella. Luchaba muy bien junto a su hermano, formaban un tandem perfecto, pero Ulf estaba agotado y herido, y no llegaría a tiempo para ayudarla. Así que, igual que ya había hecho demasiadas veces últimamente, hice algo demasiado temerario. Me detuve detrás de una de las columnas esperando que los orcos estuvieran demasiado centrados en su objetivo para fijarse en mí y así poder atacarles por la espalda antes de que alcanzaran a la frágil humana... craso error. Cuando salí para atacar me encontré de bruces con un tercer orco que se había percatado de mi estrategia. Recuerdo sentir el crujir de mis propios huesos al romperse y de cómo un dolor atroz se apodero de todo mi cuerpo, mientras salía despedido por el aire atravesando la sala mientras apenas podía ver como el otro orco se abalanzaba sobre Dilara y la derribaba con un tremendo golpe. Mi entumecido cuerpo iba perdiendo la conciencia y mi vista se nublaba, el estruendo del combate sonaba sordo y apagado, finalmente, perdí el conocimiento.

Del resto de lo sucedido sólo sé lo que me contaron mis compañeros: Dennyn se movía como un torbellino de brazos y pies causando la conmoción entre los orcos, partiendo huesos y dislocando mandíbulas, y terminó enfrentándose directamente al líder de los orcos. Ulf se enfrentó a los orcos que habían derribado a su hermana, y en ese combate recibió otra herida que debería haber acabado con cualquier hombre, pero resistió, había sobrepasado el límite de su resistencia y sólo su instinto protector hacia su hermana hizo que se mantuviese en pié. Las hachas de Wooden refulgían mientras rebanaban miembros orcos por doquier, y Zeph, tras abatir a tres orcos con sus flechas utilizó su último disparo para ayudar a Ulf, antes de ser derribado.

Al cabo de poco estaba claro que no conseguirían resistir los golpes de Ulf resultaban torpes a causa de las terribles heridas que había sufrido y no conseguía acabar con el orco que tenia delante, los golpes de Dennyn ya no eran tan rápidos ni tan potentes, el Halfling estaba agotado después del esfuerzo sobrehumano que había hecho. Los orcos eran adversarios formidables, les superaban ampliamente en número, y sólo quedaban tres luchadores para hacerles frente. Sin embargo, cuando todo parecía perdido una de las paredes de la sala del trono exploto lanzando cascotes hacia el interior de la sala, a través del humo entraron corriendo seis enanos fenomenalmente armados que se lanzaron al rescate.
uando recobré la conciencia tenía las heridas cosidas y vendadas, todavía estaba en el Salón de los Héroes. Dilara y Zeph que también estaban sentados a su lado intentando recuperarse. Me dolía todo el cuerpo y me dolía horrores la cabeza, era como si martilleasen un escudo de metal dentro de mi cráneo.

Ulf estaba un poco mas lejos arrodillado al lado del Dorith enano agonizante, parecía que el enano le estaba diciendo algo, aunque no pude oírlo debido al estruendo de la puerta, ahora cerrada. Parecía haber un millar de orcos golpeando con un ariete al otro lado. Ahora los dos únicos enanos que habían sobrevivido al asalto estaban aguantándola junto con Dennyn.

Wooden le entrego un extraño estuche a Ulf y luego llamó a su lado a Zeph para entregarle sus preciadas armas. -El estuche debía ser entregado a Rhian sin falta, cuanto antes- dijo uno de los soldados enanos mientras nos hacía salir por la abertura que les había permitido entrar. –partid, rápido!-.

Ascendimos por el túnel tan rápido como nos fue posible y vimos como los enanos hacían que la entrada se colapsara sobre si misma para cubrir nuestra retirada, lo último que pude ver antes de la explosión fue como una marea de orcos entraba en tromba en la gran sala y los valerosos enanos cargaban hacia ellos.

Llegamos a la salida con el pesar atenazando sus corazones y sin embargo aun habríamos de soportar mas perdidas, Dunk sostenía en brazos a Rhian que parecía mortalmente herida y bayal no estaba por ninguna parte.

La voz de Rhian sonó distinta, más solemne, sabia y poderosa. Sus ojos se habían teñido de negro y su cuerpo irradiaba tal magia que hasta yo, que desconozco totalmente las artes arcanas, puede sentirlo. Entonces dijo con voz firme: -venid a Erethor, traed el estuche a Caradhul, lo que contiene puede ser una de nuestras últimas esperanzas de hacer frente a la Izrador. Tomad las posesiones más preciadas de Rhian, ella quiere que las tengáis, os ayudarán en vuestra difícil empresa-. La agonizante elfa entrego su capa élfica a Dilara, su colgante con una piedra a Dennyn y a mí me entregó su bolsa de té élfico, -que tal una armadura? O un amuleto protector?- pensé para mí pero entonces sentí que había recibido un regalo muy valioso.

Después de esto utilizo las fuerzas que le quedaban para reestablecer nuestras energías y sanar nuestras heridas. Una cálida sensación de bienestar recorrió todo mi cuerpo y por un momento me pareció estar soñando.

-En marcha, hay mucho que hacer- dijo esa voz en mi interior. Por primera vez estábamos de acuerdo en algo.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Partida 1


CAPITULO 1: El encuentro. (Dilara)

La sala, abarrotada de enanos y refugiados, mostraba todo el decadente esplendor de la antigua y orgullosa raza enana. Enormes mesas de piedra llenas de viandas, se rellenaban servidas por orondas enanas de tez rubicunda. El tronar de los barriles rodando por el suelo se fundía junto con las vozarronas enaniles que cantaban, reían y caían borrachos al suelo.

Ulf estaba totalmente en su ambiente; rodeado de camaradas se dedicaba a relatar sus heroicos actos en tal o cual batalla, mientras los enanos lo observaban, con mirada suspicaz, evaluando si un joven humano era capaz de tales azañas. Sin embargo, cuando en un duelo de fuerza, mi hermano levantó a dos de esos toneles con barba a la vez, las miradas de los enanos mostraron mucho mas respeto mientras estallaban en una carcajada.

Solo dos personas en el lugar no mostraban la alegría desfasada del banquete: Wooden Durgis, señor de la fortaleza Roca de Durgis, Dorith del clan Durgis y miembro reputado de los rebeldes, y yo misma.

Wooden era un enano fornido. Sus ropas de noble ocultaban los músculos de un guerrero, y su mirada severa denotaba la experiencia a la par que preocupación. A pesar de que su barba aún no había encanecido y mostraba un saludable color marrón oscuro, Wooden ya era uno de los Sabios de su raza.

Yo, por mi parte, hacía poco que había dejado a Baitu, y todavía no estaba acostumbrada a tanta aglomeración de gente.

Llegada cierta hora de la noche, Wooden se levanto, señal conocida de que las celebraciones habían terminado. Con más o menos dignidad todo el mundo se dirigió a la salida, excepto mi hermano Ulf, Zeph (un conocido rastreador), Dunk (un montaraz enano que mostraba una extraña predilección por el agua), y yo misma. Un sirviente nos condujo al estrado donde estaba el trono, ocupado ahora por un cariacontecido Wooden.Tras el ceremonial necesario, el señor enano nos explicó brevemente que se esperaba la visita de unos extranjeros que, en breve, debían reunirse con él.

Sin embargo, debido a la creciente actividad de la sombra por la zona, nosotros cuatro debíamos ir a buscarlos a la Cascada de Kurgun y guiarlos hasta Roca de Durgis.

A dos días de camino, esta cascada había sido antaño un puesto comercio entre gnomos, enanos y humanos dornitas, pero ahora se hallaba abandonada. Zeph y Dunk, conocedores de la zona, conducirían al grupo, mientras que los hermanos Stormeister iríamos para prestar apoyo.

Ir, recogerlos y volver con Wooden, sencillo plan para que el enano hubiera sido tan enigmático. Ni una palabra de quienes eran los viajantes.

Nos pusimos en camino en cuanto recogimos nuestros pertrechos, enfilando hacia el puente que nos llevaría a la ladera de la montaña vecina. El día era frió y un viento cortante hacia presa de nuestros rostros. Cuando llegamos al puente, observé horrorizada que se trataba de un a estrecha pasarela de piedra que casi veinte metros de largo y apenas el metro y medio de ancho que unía las dos montañas. Me acerqué al borde del precipicio sólo para contemplar la impresionante caída, tal era la altura que fui incapaz de calcular-la, caer por aquel precipicio suponía una muerte segura.

Con paso seguro Zeph y el enano atravesaron el estrecho puente, seguidos por unos más cautelosos Stormeister. Con tranquilidad recorrí la mitad del paso, hasta que una fuerte ráfaga me hizo trastabillar. Comencé a resbalar, tropezando con los guijarros y arenilla que cubrían la roca. El borde se acercaba, con su promesa de caída y muerte, y justo cuando el pánico comenzaba a hacer presa de mí, el enorme brazo de Ulf se interpuso entre mí y el letal abismo. Abrazada a él termine el camino, que jure no volver a realizar. Ilusa de mí, el futuro me deparaba más “tropiezos”.

Tras otro día de camino arribamos al anochecer a la cascada. Un lago dominaba el centro del valle, rodeado en tres de sus lados por espeso bosque y el camino del acantilado cerrándolo. La espesa bruma que cubría el lago unida a las ruinas de dos grandes construcciones, posiblemente almacenes, y de una ancha torre semiderruida, creaban una imagen tétrica. El lugar nos incomodaba a todos, la niebla nos confundía haciéndonos ver fugaces imágenes por el rabillo del ojo, mientras que nuestras mentes creaban ilusiones de aquellos a los que esperábamos.

Dunk, con una mueca graciosa se adentro en el helado lago, solo de verlo se oyó el castañeo de nuestros dientes. El resto nos acercamos al enclave comercial lentamente, alertas y listos para repeler un posible ataque. Liberé una pequeña cantidad de magia, y sintiendo como me henchía y daba poder entoné las palabras del sortilegio. Al instante cualquier atisbo de magia que hubiese por la zona se mostraba ante mí. Todo parecía tranquilo, y justo cuando la energía me abandonaba, un diminuto punto parpadeó en el bosque del este. Fue un instante, pero bastó para ponernos en alerta. Inmediatamente Zeph se adentro en la foresta, haciéndose uno con las sombras. Ulf y yo investigamos el interior de la torre, ocupada únicamente por nieve y cascotes. Al cabo de un rato, la silueta de Zeph apareció en el linde. Su caminar, lento y rígido, nos hizo sospechar. Mientras se acercaba a nosotros vimos tras el una silueta, esbelta y alta, difuminada por la noche y una larga capa. Apuntaba implacable a nuestro guía con un arco largo. Se dirigieron sin duda hacia nuestra posición, presentándose el cómo Eirin. Cuando la tensa conversación parecía iba a desembocar en trifulca, comenzaron a aparecer del bosque más figuras, y una de ellas, la más esbelta, dejando caer su capa, habló con voz suave a la par que firme; era voz de mujer.

“Yo soy Rhian, enviada de Aradil, a la que vosotros conocéis como la Reina Bruja; soy su avatar frente a la sombra”

Acto seguido comenzó a presentar a los demás, Dennyn, su autoproclamado guardaespaldas halfling, de semblante serio y mirada inflexible, Bayal y Eirin, compañeros elfos de delicados gestos y mirada reservada, Craudan, un buscavidas humano que se les había unido y Wendel, un comerciante y contrabandista gnomo.
Me tomé un instante para observar asombrada a los elfos. Eran tan impresionantes como dicen las habladurías. Bayal parecía más salvaje, de semblante desafiante y vestido con una armadura de pieles de animales que cubría su ligero cuerpo; Una larga melena de cabello blanco caía sobre su mortecina tez pálida; parecía ir armado tan sólo con un par de cuchillos. Si bayal fuese la noche, sin duda, Eirin sería el día, cabello color azabache y corto, vestido como un noble y portando las armas que se le suponen a un elfo una espada de hoja fina y un arco largo. Sin embargo, Rhian era la más impresionante de los tres, aunque delicada y vestida tan sólo con una túnica y una capa que cubría sus rizados cabellos del color del oro, su mirada amable dejaba entrever un terrible poder.

Tras las presentaciones, continuamos con la empresa. Ahora debíamos regresar a la fortaleza, donde Rhian se reuniría con Wooden. No obstante, antes de continuar, la elfa conjuró una visión de los alrededores, sorprendiéndonos a todos con la imagen de una horda de trasgos que avanzaban seguidos de dos enormes moles pétreas en nuestra dirección. Eran aproximadamente quince guerreros, uno de ellos era obvio comprendía los entresijos de la magia; túnica, bastón y un aura de maldad que lo impregnada todo a su paso. Otro, de más estatura y una mejor armadura parecía el líder de la partida.

La situación era apurada, y las posibilidades pocas. Aun así la discusión volvió a tomar forma, intentando unos imponer su plan al de los demás, las diferencias culturales hacían fervor. Todo finalizó cuando las patizambas siluetas de los trasgos se perfilaron a lo lejos momento en el que tomamos posiciones en el bosque, esperando pasar inadvertidos. El retumbar de los colosos de piedra era amplificado por las cumbres de la cadena montañosa, llenando nuestros corazones de pavor. La noche era ya dueña de la situación, impidiéndonos ver claramente a nuestros enemigos.

Cautamente seguimos avanzando hacia el interior del bosque, pero con los nervios y las prisas mas de uno fuimos descubiertos por los acechantes trasgos. Tres de ellos se acercaron a investigar, y al descubrirnos, corrieron a avisar a sus camaradas. El peligro se cernía sobre nosotros, y todo se precipitó. Una flecha, disparada por Zeph, atravesó a uno de los engendros, mientras que otro fue interceptado por Eirin, el cual lo degolló salvajemente con sus cuchillos. El tercero esquivó otro proyectil, y se lanzo hacia la horda. Canalicé mi furia hacia él, y un haz de energía lo atravesó, seguido por el grito de alerta de Rhian, pero el aviso llegó tarde. Inmediatamente el campamento enemigo estalló en gritos. El chaman había detectado mi presencia al lanzar el hechizo.

Graznantes gritos de guerra anunciaron las cargas de los trasgos, y la melee comenzó. Rhian desapareció en el bosque, mientras que sus guardaespaldas formaban un muro de acero en el linde. Ulf avanzó mientras yo entonaba arcanas palabras para protegerlo. El chamán entró en escena cloqueando amenazas e insultos. Apuntó con su báculo hacia el bosque, y mientras la energía crepitaba por su cuerpo. Sin embargo Zeph hacía rato que lo tenia fijado como objetivo y justo en el momento que el chamán iba a lanzar el hechizo soltó la cuerda. La flecha, directa, veloz y acerada, alcanzó la frente del brujo. Con el cerebro atravesado por cuarenta centímetros de buena madera de tejo, la energía se disipó, y tras un parpadeo, la criatura cayó para no levantarse más.

Mientras, acosados por tres contrincantes cada uno, los elfos no pudieron evitar que algunos se colaran entre ellos, llegando a la parte vulnerable donde estábamos los que no practicamos el arte de la guerra. Viendo lo delicada de la situación, el halfling se armó de valor y con insultos y amenazas arranco a correr hacia la espesura. Tres trasgos lo siguieron en su loca carrera, aliviando así la tensión del combate en el frente. Mientras seguía invocando energías protectoras sobre Ulf, observe sorprendida la compenetración del halfling y el misterioso humano llamado Craudan.

Mientras el pequeño corría seguido de tres alimañas, Craudan surgió de detrás de un árbol, clavando dos dagas en la expuesta garganta de uno de ellos. Los otros dos siguieron corriendo, hasta que Dennyn se giró y con el impulso de la carrera golpeo en pleno rostro a uno con los puños, elevándolo varios metros y convirtiendo su cabeza en un surtidor de materia gris y trozos sanguinolentos de hueso. Acto seguido, Craudan surgió detrás del confundido trasgo restante, apuñalando varias veces por la espalda con sus dos dagas.

Tras finalizar los ensalmos sobre Ulf, este avanzó hacia el líder de la partida enemiga, gritándole amenazas y desafíos. El otro respondió lanzándose a la carga, a la que mi hermano respondió embistiendo en una loca carrera. El impacto de ambos fue ensordecedor. El trasgo, más pequeño, retrocedió, mientras intentaba tajar el brazo derecho de Ulf, que estaba tomando impulso para partir huesos y carne con su imponente hacha de batalla. El hachazo fue bestial, pero el gran trasgo fue más rápido, interponiendo su escudo, aunque el resultado fue igualmente doloroso. El escudo no aguantó el golpe, y tras quebrarse el filo del hacha se hundió en el antebrazo del engendro. Aun así, el contragolpe fue demoledor para Ulf. La hoja de la espada le alcanzo en el pecho, hundiéndose varios centímetros y obligándole a lanzar un rugido de dolor, sólo el conjuro de protección impidió que el mal fuera mayor. Golpeando con la rodilla el pecho herido, el trasgo retrocedió, haciendo que Ulf cayera de rodillas, la sangre surgiendo a borbotones de la herida. Saboreando la rápida victoria, alzo la espada sobre el, que comenzaba a desfallecer, dejándose caer en el suelo. Centre todo mi odio y miedo sobre el abyecto ser, canalizando borbotones de energía hacia su mente. El resultado fue un brillante proyectil mágico que el golpeo en un hombro, haciéndolo trastabillar hacia atrás. Fue todo lo que mi hermano necesitaba. Alzó el hacha en un mortal arco, que cerceno limpiamente la cabeza del trasgo, que rebotó varias veces en el suelo. Corrí hacia mi hermano, intentando levantarlo y alejarlo de la lucha. Pero al mirar a mi alrededor, vi que la situación estaba controlada. El único problema eran los dos golems, que hasta este momento habían estado retenidos por el puente que cruzaba uno de los canales del lago, que había cedido bajo su peso. Pero superado el obstáculo, ahora se acercaban implacables.

Los elfos estaban terminando de diezmar a los pocos supervivientes de la partida, ayudados por Zeph, Dennyn y Craudan. Logré parar la hemorragia de Ulf, y nos acercamos al resto del grupo. Rhian apareció de la nada, posiblemente estaba oculta mediante magia, pensé. La decisión debía tomarse ya, o nos enfrentábamos a los golems, a los que difícilmente podríamos vencer, o huíamos de vuelta a la fortaleza. Sopesando posibilidades se me ocurrió atravesar la cascada, pero los golems estaban ya próximos. Una mirada de Rhian basto para que Eirin partiera presto a su encuentro, un destino con poca esperanza en un mundo de esperanza nula. Los demás hicimos lo único que podíamos hacer, corrimos hacia la seguridad, reconociendo todos en nuestro interior el valor de Eirin… Lo último que vimos, fue como el elfo se refugiaba en la torre y los dos colosos la colapsaban golpeándola con sus tremendos puños. Las lágrimas surcaron el rostro de muchos. Esa noche, en el improvisado campamento, mientras Rhian contaba leyendas sobre unos espejos negros de Izrador, el pesar por la pérdida de Eirin estaba en el corazón de todos.

A la mañana siguiente, de vuelta a Roca de Durgis, una silueta renqueante se perfiló en horizonte. Zeph y Craudan se adelantaron para realizar una rápida exploración, que reveló a un orco herido que venia de Roca de Durgis. Tras recordar las nociones que tenia del idioma orco, enseñado por mi maestra, y con un poco del “carisma” de mi hermano, logramos descubrir que la fortaleza había sido atacada. La desesperación cundió en el grupo.

Rhian, con el rostro transfigurado en una mascara de odio avanzo y envolvió en llamas a la criatura, y nos apremió a continuar el viaje. Mediante sus ancestrales poderes, lanzo un reclamo mágico al viento, congregando rápidamente una manada de potros salvajes. Con una nueva determinación cabalgamos prestos al encuentro de una imagen espantosa. Enormes columnas de humo se elevaban en el horizonte, presagiando lo peor.

Al coronar la cima de una colina el espectáculo resulto desazonador. Piras de muertos rodeaban unas murallas tomadas por un ejército de proporciones enormes, apoyados por brutales golems de pétrea constitución. Una monstruosa criatura sobrevolaba la ciudad. Al ascender otra colina, pudimos ver el interior de la ciudad. Fuegos, derrumbes, cadáveres y orcos borrachos creaban un fatídico panorama. Sin embargo aún había esperanza, el salón de los héroes no parecía que aún hubiese sido tomado, aunque no podría aguantar mucho.

Dunk nos mostró un pasaje secreto para llegar a la ciudadela, el último reducto de la fortaleza.

Mientras Wendel y Dunk permanecerían en la superficie, vigilando la entrada, Rhian y Bayal atacarían a las fuerzas de la sombra que había en Roca de Durgis, distrayendo al ejército, mientras que el resto accederíamos al complejo de túneles para llegar hasta Wooden, con la esperanza de encontrarlo con vida.

La entrada era oscura y húmeda, y por ella accedíamos a un mundo de conflicto y pavor. ¿Sería esta la caída de uno de los últimos reductos enanos?

jueves, 13 de septiembre de 2007

Objeto mágico (Glinthol: El Yelmo del Rey Ciego)


Glinthol: El Yelmo del Rey Ciego

Este maravilloso yelmo fué forjado en acero y posee adornos en toda su superficie, sin embargo, toda la cara queda tapada y es imposible ver con él puesto. Fue forjado siglos atrás para un viejo rey sarcosano que quedó ciego en batalla. Éste decidió librar su batalla final hasta la muerte viajando solo hasta una fortaleza orca. Se cuenta que allí, antes de morir, consiguió acabar con tantos orcos como años tenía. La leyenda del Rey ciego inspira el honor y la valentía en el corazón de los hombres nobles, al demostrar que no pueden existir impedimentos en la vida para realizar el bien, aún si esos impedimentos parecen ser la muerte misma...

domingo, 9 de septiembre de 2007

Enanos (El Clan Durgis)


El Clan Durgis

El clan Durgis es uno de los pocos clanes que forman parte de los kurgun, los enanos que todavía viven en la superficie. Nunca fue un clan grande, y a menudo los otros enanos lo miraban con desdén, ya que era el único clan que aceptaba extranjeros entre sus filas.

Sin embargo, esta voluntad de aceptar extranjeros acabaría demostrando ser una ayuda para los durgis. Los exiliados a los que proporcionaron hogar y refugio suelen estar tan sumamente agradecidos que su lealtad roza el fanatismo. Su aperturismo también significa que el desgaste de la tercera edad no ha sido tan grande para ellos. Hay rumores que entre otros clanes que una de las ramas del clan Durgis ha llegado a aceptar en su fortaleza a un grupo de elfos, y que estos luchan codo con codo junto a los enanos contra la sombra.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Propuesta (Sistema de Juego)

Hola a todos,

Como ya sabéis, estamos utilizando el C&C como reglamento para jugar en esta ambientación. Estos días he estado comentando esto en algunos foros y con otros jugadores/másters, y me han recomendado que, al menos, probemos con el D&D3.5 ya que permite un desarrollo más profundo de los personajes y PNJ's

Bueno, lo que voy a hacer es dejar la elección en vuestras manos. De todas formas también os digo que utilizaríamos sólo los 3 básicos (Manual del Jugador, Manual del DM y Manual de monstruos) y los suplementos de Midnight. Que consideráis?

Un saludo
Laer.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Objeto mágico (Las Lágrimas de las Fatas)


Lágrimas de las Fatas

Las lágrimas de las fatas son unas gemas sorprendentemente duras y extremadamente escasas que pueden encontrarse en Aryth. Han demostrado ser irrompibles mediante martillos o forjas. Estas piedras son cristalinas, de superficie lisa y con forma de lágrima, y en algunos lugares se las conoce como Lágrimas Heladas o Llantos de las Hadas. La leyenda dice que son las lágrimas cristalizadas de fatas que murieron hace incontables años, y que cada lágrima contiene imágenes de los sucesos terribles por los cuales las fatas lloraron. Sea esto cierto o no, los elfos Erunsil descubrieron una importante fuente de estas gemas en alguna parte de las Montañas de Cuernoalto y utilizaron su propiedad especial para grabar imágenes, almacenando gran cantidad de información en ellas. Algunas contienen fragmentos de la historia de Aryth, algunas imágenes de obras de arte, y algunas volúmenes enteros de libros de magia. Las lágrimas son un secreto celosamente guardado ya que algunas de estas contienen información que Izrador podría utilizar contra los elfos.


Adaptado del módulo "La Tumba del Ocaso".

lunes, 3 de septiembre de 2007

Propuestas (narración)

Cito, en castellano, un correo que me ha enviado Xavi, a ver que os parece:

Había pensado que alomejor molaría si cada uno, cuando le toque pasar a escrito la partida lo contase desde el punto de vista de su personaje, como los capítulos de los libros que se centran en personajes diferentes. Creo que serviría para conocer un poco más la forma de pensar de los personajes. Se lo comenté a Mazda y le gustó la idea".

Bueno que os parece?
Por mí bien, ahora, cuando me toque a mí, que dirijo? como queréis que lo haga des del punto de un PNJ? en general? si es des del punto de vista de un PNJ, que sea "de los buenos" o de "los malos"?